La vida en Cancún...Por Cancun SOS

Cancún es una ciudad adolescente. No me refiero a su edad, sino a que adolece de muchas cosas como la falta de espacios culturales, la pésima condición de sus calles, la creciente inseguridad pero sobre todo: identidad.
Esto no quiere decir que Cancún no sea conocido. Son dos cosas diferentes. Una cosa es tener renombre y otra cosa es que la gente tenga alguna reacción emotiva al escuchar su nombre y no la gente de afuera, sino los locales, los que viven en Cancún.
Si comparamos a Cancún con una familia, los cancunenses de la vieja guardia recordarán la frase del Consejo Nacional de Población “la familia pequeña vive mejor”. Eran tiempos en los que todo mundo era amigo de todo mundo y donde la armonía y la tranquilidad reinaban junto con la exótica naturaleza de los alrededores.
La ciudad creció y con ello la situación cambió. Igual que en las familias al incrementarse la cantidad de gente se incrementa la posibilidad de roces. Al crecer la ciudad crecen las necesidades y con las necesidades los retos. Poco a poco el crecimiento de la ciudad sobrepasó a las autoridades en sus capacidades y ahora estamos en una ciudad con infinidad de problemas y conflictos.
Cancún necesita proyectar a sus ciudadanos una imagen de calidez y tranquilidad. Así como en las familias, en donde no importa los problemas que existan uno siempre se siente en casa. Igual Cancún necesita transmitir eso a quienes lo habitamos. En la práctica eso se logra con ciudadanos responsables y conscientes de que ya no somos chilangos ni regios ni tapatíos ni nada. Que ya somos cancunenses. No se trata de dejar atrás las raíces sino de permitirnos echar raíces nuevas aquí.
Es triste pensar que mucha gente viene a Cancún sólo para obtener un beneficio, independientemente de los medios que use para obtenerlo. Cancún necesita gente que se comprometa no sólo en enriquecerse sino en enriquecer. Gente que se comprometa en crear un Cancún, no creer que inventó Cancún. Gente que proponga, que critique y no sólo se queje y lo manifieste en “manifestaciones”.
Cancún no sólo necesita máscaras que atraigan turistas, necesita una identidad que arraigue a sus habitantes, que los una, y sobre todas las cosas, que los haga sentir felices y orgullosos de haber tenido el valor de abandonarlo todo por venir aquí y compartir el florecimiento de la joya más hermosa de este anticipo de paraíso que es el Caribe.