Pero pocas nos desconciertan más que el aumento incesante de los suicidios. Las cifras no mienten. La tasa nacional de suicidios en hombres es del 7.5 por cada cien mil habitantes. En Quintana Roo la tasa es de 12.7.En 2004 hubo 54 suicidios, en 2005, 71; para 2006 la cifra fue de 66. En lo que va de 2007, ya son 25 suicidios.
Y nos desconciertan por varias razones. La más básica de ellas es: Si la vida es lo más precioso que tenemos ¿Por qué renunciar a ella? ¿Qué puede arrastrar a una persona a entregarla por su voluntad, por propia mano? La respuesta es demasiado compleja. Es probable que no haya una.
Los especialistas afirman que el clima cálido del estado inhibe la producción de Dopamina, (sustancia corporal que nos hace sentirnos alegres) razón por la cual estamos orgánicamente más expuestos a la depresión en los climas calurosos.
La gran mayoría de los habitantes de la ciudad proviene de otras partes y llega con ilusiones, ambiciones, proyectos, los cuales no siempre se ven realizados.
Casi todos conocemos a alguien que vino a Cancún con un sueño y al no realizarse o concretarse terminan volviendo a su lugar de origen, decepcionados y con el rabo entre las patas.
Cuando la frustración y la desilusión entran en una espiral demasiado profunda, es porque el sujeto se ha esmerado, ha hecho lo mejor que puede y lo más que puede, pero no ha sido suficiente. La carencia económica que genera esta situación poco a poco arrastra a la victima a severas crisis de depresión. Si a esto se le añade la ligereza con que el ambiente de la ciudad trata temas tan delicados como la prostitución infantil, las drogas, el alcoholismo y la desintegración familiar, el marco psicológico al que se enfrentan las personas que habitan Cancún es uno agresivo y competitivo.
En la mayoría de los casos, el alcohol y las drogas son la gota que derrama el vaso delos que son arrastrados por su entorno a cometer suicido. Una persona con un cuadro depresivo, bajo la influencia de estupefacientes y enervantes es capaz de cualquier cosa. Los casos más desgarradores son los de de menores de edad, niños, que han atentado contra su vida. La tragedia que supone que un pequeño actué en contra de su propia vida es terrible y a la vez nos llena de desasosiego. Un adulto tiene problemas pero ¿Qué problemas pueden hacer que un niño realice semejante acto? Quizás es que subestimamos los problemas de los niños, o la forma en que enfrentan sus problemas.
La muerte es el fin de la existencia que conocemos, independientemente de las creencias que cada quien sostenga sobre lo que suceda después. Morir es una tragedia que cercena una existencia y todas sus posibilidades. El suicidio nos llena de temor porque nos hace cuestionarnos si en realidad la vida es tan preciosa como nos han enseñado o es algo de lo que podemos disponer.
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